sábado, 19 de junio de 2010

EL PANAL


EL PANAL

Ayer en algo de mi biografía hable de un lugar llamado EL PANAL especie de ranchería de CD. PEMEX TAB. MÉX donde estudie los tres primeros años de mi primaria, hablo que llegue a ese lugar a la edad de 7 u 8 años, donde estuve con mis abuelos maternos, don BERNA y doña JOVITA y sus hijas e hijos, los mayores como mi tío Santiago, m tía Juana Ana ya estaban casados y otros durante mi estancia se casaron; volví al tema de esta región para contarles los anécdotas que ahí pase y como se componía esa comunidad; El pueblo principal fue hecho con la contribución de petróleos mexicanos ya que ahí estaba ubicada una refinaría de PEMEX, por esos años la producción de petróleo era una de la más importante para la región y la zona sureste del país, contaba con un puerto aéreo que dividía la ciudad de la ranchería que les estoy contando, entonces para poder acceder al panal tenia que pasar por la pista de aterrizajes a fuerzas, luego se caminaba por una vereda para encontrarnos con un puente peatonal de escasos metro y medio de acho y como de unos cuatrocientos o quinientos metros de largo ya que servia para pasar un enorme pantano que obstaculizaba el paso, al llegar se topaba, con una casita de dos o tal vez cuatro aguas con una puerta de resortes con tela de miriñaque y una puerta principal de madera tallada, con un pequeño jardín que daba al patio trasero de la propiedad, una casita no muy grande pero bien detalladita por su ubicación y color tipo plomizo, el propietario no lo recuerdo lo más seguro es que fuera trabajador de PEMEX, al costado de la casa que les menciono se asomaba una callejuela que más que calle era una especie de andador donde se apilaban las casas de un lado y del otro sin un lineamiento en los terrenos o algunos los separaba una cerca de pital o de alambres de púas de ahí que por ello lo llamaran EL PANAL, la casa de mi abuelo era de tablas de madera con techo de laminas de sing. lo que si recuerdo es que tenia un patio grande que rodeaba la casa y más para atrás colindaba con un terreno grande y aun más allá una hermosa laguna donde solía ir a nadar y pescar de vez encunado; mi tío Candelario leía un libro de la magia negra de un tal san Cipriano al frente o portada tenia la estampa de una mujer con serpientes alrededor de su cuerpo con vivos rojos y una imagen entrelazada de satanás, otros niños y yo algunas veces fuimos hasta el lugar donde sabíamos que mi tío escondía su preciado libro, entre la maleza de los arbustos y sácate que abundaban al rededor de las casitas apiladas del panal, en esas ocasiones íbamos con cruces de palma benditas, según nosotros para que no nos espantaran y así poder quemar el libro de mi tío y, al llegar a la casa mi tío me dijo que, hijo? fueron a quemar mi libro, pero resulta que acá lo tengo, eso no sucedió solo una vez, recuerdo que en muchas ocasiones había sucedido lo mismo por fin les cuento que nunca pudimos quemar el dichoso libro de la magia, otro día mi tío estaba entre su hamaca y me dijo fíjate bien que me voy a mecer sin que nadie lo haga y efectivamente así sucedió, mi tío Cando nunca me maltrato siempre fue una persona amable, por lo regular jalaba para todos lados conmigo, un día que la lluvia era mucha me dijo vamos a ver la milpa que tiene tu abuelo y ni tarde ni perezoso lo acompañe, subimos al cayuco y nos salimos por la laguna que les platico y luego tomamos un río que tenia unos rápidos de miedo, yo por mi parte bien agarrado de ambos lados de la embarcación, pues bien le puedo decir que eso de viajar a la milpa y bajo la lluvia me dio un miedo que hasta la fecha creo que lo tengo, otra de las cosas que me causaban un miedo tremendo era cruzar el puente por las tardes ya que mi abuela me mandaba comprar el café y la azúcar todos los días, a esas horas, se escuchaba ruidos de todas índoles, los sapos croaban las ranas y los grillos hacían sus propios ruidos, algunos murciélagos que me pasaban por la cabeza me ponían los pelos de punta y el trayecto del puente se hacia una verdadera eternidad en verdad espantosa, por la mañana tenia que ir a la escuela primaria para cursar mi primer año, les cuento que ahí hice primero, segundo y tercero; otros mandados que iba a traer a la tienda de la ciudad era en transcurso de la mañana cuando no asistía a clases y ahi me reponía de la hambruna que siempre me traía ya que pedía un pedazo de queso y unas galletas pan crema y sin refresco ni nada me daba mis atracones y a la cuenta del abuelo ya que el tendero le daba mercancía fiada para pagar a la catorcena, otro terrible pasaje de mi niñez con los abuelos fue un día que me mandaron sacar petróleo de un tanque de doscientos litros, lo malo era que había que chupar la manguera para que el combustible saliera, solo que al hacerlo trague liquido y fui a para al hospital de los petroleros donde me lavaron el estomago para poder extraer lo que se me había pasado del petróleo y por fin les contare el ultimo de mis vivencias, una mañana mi tío Luis estaba arreglando su bicicleta en el patio de enfrente de la casa bajo los rayos solares y sudaba copiosamente por lo que le pidió a mi abuelita que le diera pozol (masa de maíz molido con cacao o sin el, batido con agua) y ahí me manda con la famosa bebida refrescante de los Tabasqueños y parte de Chiapas con un posillo de medio litro en mis tiernas manos y por el peso que representaba todo ese contenido mis uñas bordearon entre el pozol, cosa que a don Luis le causo una molestia y un coraje enorme y ahí va el manotazo y el posillo y su contenido fueron a parar a buena distancia, chamaco PEN….. no ves que la uña viene entre el pozol¡¡¡¡???; hasta la fecha recuerdo ese mal momento que pase en casa de los abuelos…..

JOSE MANUEL
REFORMA, CHIAPAS, MÉXICO
A 19 DE JUNIO DE 2010

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