domingo, 23 de octubre de 2011

LA FUENTE



LA FUENTE
A medida que vamos creciendo, también vamos llegando a ciertas etapas de la vida, que nos llevan a través de sueños e ilusiones, fantasías y algunas realidades, de estas la peor de todas son las tristes realidades que nos hicieron ver los sueños, las ilusiones, las fantasías y muchos se han quedado en el eterno sueño, lamentablemente nunca pudieron superar estas etapas de la vida, cuando creímos que la fuente de la vida era duradera por siempre, que el manantial que brotaba a borbotones era inagotable, cuando todo era color de rosa, un día más que otro nos tuvimos que enfrentar a la realidad de las cosas, donde los sueños no son, donde las fantasías se confunde con la realidad, donde el entrono se torna osco y nos oprime, nos suprime de tal manera que quisiera acabar de un rato a otro con todo lo que se ha logrado en el correr de los años, donde la ilusión de vivir una vida, apegada a principios a otra vida para terminar los años juntos tomados de la mano de un lado y del otro un bastón, cuando la columna vertebral se ha casi doblado, cuando las manos tiemblan, como manos de aquellos hábiles telegrafistas de antaño, cuando los pasos, son pasos lentos arrastrados, por el peso de vivir y en la mirada el reflejo de un amor que se completo, solo con la añoranzas reflejada en la tés de cada arruga y en la frente la guirnalda de haber conseguido llegar al final con la mujer que desde la juventud amamos, cuanta agua pudimos tomar de la fuente de amor que Dios nos dio, cuantas veces gustamos de ese sabor exquisito que produce el sorbo de agua fresca cuando las sed de amar se hace intensa, como trastorna los sentidos, como trastoca la fibras del cuerpo el gran amor, como nos hace sentir los más sublimes del universo, pero cuanto dolor nos causa cuando la fuente se seca y los sorbos que bebíamos a grandes tragos, solo lo probamos con hisopos, para mojar los labios, para que no terminen partiéndose por la resequedad y por la ausencia del vital liquido, no hay más que la resignación de vivir, humedeciendo los labios cada día, para seguir completando los días de la existencia misma, hasta que llegue el momento de secar todo el cuerpo en el profundo foso del tiempo y el olvido, donde no hay más proyectos, ni más quehaceres, donde se detiene el tiempo y las células por fin desaparecen, ahí es donde por fin llegare, con al ayuda de los tragos del hisopo humedecido con el vino agrio, que un día el Señor lo rechazara de la mano del soldado romano, que lo azuzaba……
JOSÉ MANUEL
REFORMA, CHIAPAS, MÉXICO
A 23 DE OCTUBRE DE 2011

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