sábado, 21 de agosto de 2010

EL GENERALISIMO


El GENERALISIMO
Hace muchos años, conocí, por mera casualidad un general, con voz de mando como muy pocos, de aquellos generales, que existían en toda la región de ese país, a su cargo tenia a siete elementos, con distintas características en su formación, con inquietudes diferentes, modos muy distintos de ver y razonar las cosas, desde el más perspicaz, como aquellos que tomaban las cosas a la ligera, sin medir las consecuencias de sus decisiones apresuradas, sin embargo el general, lograba ganar la diferentes batallas a la cual se enfrentaba, con hombres y mujeres que lograban sus objetivos con el apoyo denodado de su persona, así transcurrieron los años y el soldado de rango, que guiaba a estos soldaditos de madera, por terrenos minados del enemigo, fue día a día, perdiendo su voz de mando, por lo cual, en los momentos más difíciles del combate dejo a sus soldados a merced de aquellos enemigos que siempre habían hecho todo lo que estaba en sus libros de estrategia militar, con tal de capturar a ese intrépido y audaz general, solo se tuvieron que conformar con la captura de esos soldados que a pesar, que estuvieron en muchas batallas y en momentos de los más fieros combates, no supieron apreciar a ese hombre que nunca fue condecorado, por los tantos triunfos obtenidos a lo largo de su vida, cabe hacer mención, que algunas veces lo vi, con el seño fruncido, otras ocasiones con el semblante decaído, como reprochándose de haber sobreprotegido a lo largo de los territorios enemigos a estos sus soltados, que aunque, no habían perdido del todo los encargos operacionales, en la logística a seguir, estos correligionarios no estaban en mejor posición ante los enemigos, en ese frente de batalla que cada día se hacia más difícil poder mantener la estrategia indicada por los altos mandos, por lo que a mi mente llega como algo fugaz pensar que al generalísimo esto le causo el pesar a lo largo de sus años, cada soldado tomo rumbo diferentes, algunos siguieron por el camino de las fuerzas armadas, otros se fueron a la vida privada, las mujeres contaron con la fortuna, de casarse con comandantes destacados, mismos que tomaron sus propias provisiones, para salvaguardar a sus nuevos elementos militares, con tal de que suplieran a esa generación de soldados alocados, que hasta la fecha no han perdido una batalla, pero su general en jefe, ahora con los años ya no puede velar por ellos, por lo cual urge que estos soldaditos de madera, tomen las riendas de sus respectivos puestos de combate, con tal de que al final de la jornada, cuando menos sus nombres sean recordados por los suyos…….
JOSE MANUEL
REFORMA, CHIAPAS.MÉXICO
20 DE AGOSTO DE 2010

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