domingo, 19 de febrero de 2012

MI PUEBLO ANTIGUO



MI PUEBLO ANTIGUO
Corre el año de mil novecientos sesenta y cinco, un pueblo que va en crecimiento a pasos lentos –de tortuga- con gentes de algunos lugares del Estado de Tabasco, -nuestros vecinos- por el lado del norte este, la vida de este lugar –El de Reforma- es quieta a excepción de algunos fines de semana que los pobladores de la comunidades pertenecientes al municipio llegaban al pueblo a hacer sus comprar, sus despensas, zapatos o algunas otras cosas que les hiciera falta en sus casas de rancho, unas de las tiendas más surtidas de aquel Reforma antiguo era la de Don José Cano –relativamente tiene poco que falleció- esta se encontraba en el triangulo de la calles Joaquín Gutiérrez, en frente del panteón, otra tienda de abarrotes de esos años era la de Don Andrés Ramos esta la ubico en esquina López Mateos con Miguel Hidalgo, Don Andrés era un hombre entrado en edad, en su local también expedían pan que ellos mismos hacían – a 10 centavos la pieza- y en la compra de un peso nos daba una de pilón, después llego Don José cano, con distinta forma de negociar, este compraba y vendía –la producción agrícola- el la acaparaba, comprando a muy bajo precio para llevarla a la ciudad de Villahermosa, Tabasco para su comercialización a muy alto precio y de ahí traer la abarrotería para su venta en el pueblo, otro negocio era el de Doña Chavelita Romero ¨La puerta del cielo¨ - compra venta de agua ardiente- esta la ubico enfrente del consultorio dental del Doctor Miguel Ángel Chan, los parroquianos bebedores por lo regular de ahí salían embriagados los fines de semana, aquí encontrábamos al Señor del Registro civil, al cobrador de impuesto y hasta el Doctor de la comunidad, todos pedían su copita de alcohol en dedos, uno, dos o tres de dedos en sus vasos, estos dedos solían medirlos con los dedos en forma horizontal, pero algunos con más picardía que otros los pedían en forma vertical – je je je je-, en estos días era un tanto peligroso andar por la calle ya que los hombre tomados disparaban sus armas de fuego y uno más que otro blandía sus machetes afilados por ambos lados, por lo que había que estar encerraditos en casa, más allá sobre la misma calle López Mateos esquina con constitución estaba el billar de Don Isidro Aldecoa, negocio que duro años en ese lugar, por lo regular era casa de esparcimiento para los atribulados personajes de la comarca, hasta que llego PEMEX en mil novecientos setenta y cinco…..
JOSÉ MANUEL
REFORMA, CHIAPAS, MÉXICO
A 19 DE FEBREO DE 2012

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