AÑORANZAS
Como añoro mi niñez a mis cincuenta cinco años, añoro al riachuelo que corría de sur a norte, como los armadillos que por instinto siempre están buscando el polo norte, como si sus aguas estuviesen imantadas, como las agujas de una brújula, que están mirando al norte, a poco y nada terminar desembocando en las aguas de la laguna el Santuario, esta a su vez en el arroyo el guineo, el guineo al rio mexcalapa, este al rio Grijalva y por fin el rio Grijalva al océano atlántico específicamente al golfo de México, añoro sus casitas de paja de mi pueblo, la verdad por esos años unas cuantas de ellas y solo unas que se podían contar con los dedo de la mano eran de material, con tejas de barro, por esos días, en el pueblo había un señor que le decían el tejero, ya que se dedicaba a la fabrica de ladrillos y tejas de barro, aun así eran pocas la familias que vivían más acomodadas, añoro a sus gentes, gentes buenas, señoras amables y muy trabajadoras, hombres dedicado a la labranza de la tierra en su gran mayoría, muy pocos de ellos al comercio y a la compra venta de ganado vacuno, recuerdo al Señor Ladislao, a don José Cano, a don Lorenzo Hernández, a don Andrés Ramos y muchos más que se me hace un tanto, difícil enumerarlos por sus nombres, al tío Antonino Lanestosa dueño del primer cine de la localidad, por decir añoro las películas de blanco y negro que se proyectaban en ese lugar, llamado por el apellido de su propietario, añoro los animales caminando por los senderos angostos o caminos reales que eran los que aquí se veían, los jinetes con sus pistolas al cinto, mujeres amazonas que si sabían usar la silla de montar, ellas bien portadas, como si allí hubiesen nacido, pegadas a la silla de montar, niños en la plaza* corriendo tras una pelota hecha de hule por sus mismas manos, por las tardes algunos muchachos mayores jugando volibol, otros al beisbol y algunos niños más por ahí jugando a las canicas o al trompo, a mi hermano Fito y a mi nos gustaba ir todos los días al arroyo a nadar, era una actividad que no la dejábamos de practicar, por lo que nos hicimos buenos nadadores, añoro la juventud, de mis padres, la alegría, con que papá, trabajaba para nosotros, mamá incansable, puedo decir que hasta la fecha, no para haciendo esto o lo otro, atiende la casa, desde hacer la comida, lavar y limpiar la casa, papá por su parte dedicado de tiempo completo a su farmacia, no descansa mi padre, ahora un poco cansado, esta por cumplir sus ochenta y dos años el trece de diciembre próximo, lo ha agotado la neuropatía’, creo que esto le ha afectado en gran manera, ya que su actividad principal, que ha venido haciendo por muchos años aparte de atender de su farmacia, era el salir de casa en casa predicando la palabra de Dios, tengo entendido que esa labor Cristiana la viene haciendo desde mil novecientos setenta y cinco, ahora ya no puede, mamá, por su parte esta dedicada a dar el mensaje de Dios a las personas en sus hogares, labor que es otra faceta de sus múltiples actividades, añoro, cuanto añoro los predios baldíos, llenos de arboles frondosos, desde arboles frutales como aquellos de maderas preciosas, muchos de los que aquí florecían eran los cedros y otros tantos, arboles de distinta variedad de mangos, mangos criollo, pájaro, magos jobo y muchos más, papá adquirió un terreno en donde esta ahora la casa del estudiante, ahí había arboles de magos, caimito, hule (de los que hacíamos pelotas), zapote y unos que producían unas vainas que se conocen por la región como quijiniquil, que hermoso entorno, en cual crecimos mis hermanos, hermanas y yo, que padres tan ejemplares tuvimos la dicha de tener y todavía tener en vida, gracias por ello Señor y gracias por dejarme tener mis añoranzas, para compartirlas con los demás, de esta forma, era mi pueblo, Reforma, Chiapas, que por nada dejo….
*Lugar, donde ahora se ubica el palacio municipal, en esos años un lugar baldío.
‘Enfermedad de cansancio de sus piernas, por la diabetes…
JOSE MANUEL
REFORMA, CHIAPAS, MÉXICO
13 de NOVIEMBRE DE 2010
Como añoro mi niñez a mis cincuenta cinco años, añoro al riachuelo que corría de sur a norte, como los armadillos que por instinto siempre están buscando el polo norte, como si sus aguas estuviesen imantadas, como las agujas de una brújula, que están mirando al norte, a poco y nada terminar desembocando en las aguas de la laguna el Santuario, esta a su vez en el arroyo el guineo, el guineo al rio mexcalapa, este al rio Grijalva y por fin el rio Grijalva al océano atlántico específicamente al golfo de México, añoro sus casitas de paja de mi pueblo, la verdad por esos años unas cuantas de ellas y solo unas que se podían contar con los dedo de la mano eran de material, con tejas de barro, por esos días, en el pueblo había un señor que le decían el tejero, ya que se dedicaba a la fabrica de ladrillos y tejas de barro, aun así eran pocas la familias que vivían más acomodadas, añoro a sus gentes, gentes buenas, señoras amables y muy trabajadoras, hombres dedicado a la labranza de la tierra en su gran mayoría, muy pocos de ellos al comercio y a la compra venta de ganado vacuno, recuerdo al Señor Ladislao, a don José Cano, a don Lorenzo Hernández, a don Andrés Ramos y muchos más que se me hace un tanto, difícil enumerarlos por sus nombres, al tío Antonino Lanestosa dueño del primer cine de la localidad, por decir añoro las películas de blanco y negro que se proyectaban en ese lugar, llamado por el apellido de su propietario, añoro los animales caminando por los senderos angostos o caminos reales que eran los que aquí se veían, los jinetes con sus pistolas al cinto, mujeres amazonas que si sabían usar la silla de montar, ellas bien portadas, como si allí hubiesen nacido, pegadas a la silla de montar, niños en la plaza* corriendo tras una pelota hecha de hule por sus mismas manos, por las tardes algunos muchachos mayores jugando volibol, otros al beisbol y algunos niños más por ahí jugando a las canicas o al trompo, a mi hermano Fito y a mi nos gustaba ir todos los días al arroyo a nadar, era una actividad que no la dejábamos de practicar, por lo que nos hicimos buenos nadadores, añoro la juventud, de mis padres, la alegría, con que papá, trabajaba para nosotros, mamá incansable, puedo decir que hasta la fecha, no para haciendo esto o lo otro, atiende la casa, desde hacer la comida, lavar y limpiar la casa, papá por su parte dedicado de tiempo completo a su farmacia, no descansa mi padre, ahora un poco cansado, esta por cumplir sus ochenta y dos años el trece de diciembre próximo, lo ha agotado la neuropatía’, creo que esto le ha afectado en gran manera, ya que su actividad principal, que ha venido haciendo por muchos años aparte de atender de su farmacia, era el salir de casa en casa predicando la palabra de Dios, tengo entendido que esa labor Cristiana la viene haciendo desde mil novecientos setenta y cinco, ahora ya no puede, mamá, por su parte esta dedicada a dar el mensaje de Dios a las personas en sus hogares, labor que es otra faceta de sus múltiples actividades, añoro, cuanto añoro los predios baldíos, llenos de arboles frondosos, desde arboles frutales como aquellos de maderas preciosas, muchos de los que aquí florecían eran los cedros y otros tantos, arboles de distinta variedad de mangos, mangos criollo, pájaro, magos jobo y muchos más, papá adquirió un terreno en donde esta ahora la casa del estudiante, ahí había arboles de magos, caimito, hule (de los que hacíamos pelotas), zapote y unos que producían unas vainas que se conocen por la región como quijiniquil, que hermoso entorno, en cual crecimos mis hermanos, hermanas y yo, que padres tan ejemplares tuvimos la dicha de tener y todavía tener en vida, gracias por ello Señor y gracias por dejarme tener mis añoranzas, para compartirlas con los demás, de esta forma, era mi pueblo, Reforma, Chiapas, que por nada dejo….
*Lugar, donde ahora se ubica el palacio municipal, en esos años un lugar baldío.
‘Enfermedad de cansancio de sus piernas, por la diabetes…
JOSE MANUEL
REFORMA, CHIAPAS, MÉXICO
13 de NOVIEMBRE DE 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario